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jueves, 21 de enero de 2010

La normativa de la Hipalense



La nueva normativa que ha decretado la Universidad de Sevilla vuelve a poner una vez más en el top de noticias pintorescas a esta ciudad. El hecho no pasaría de ser anecdótico si no encerrara ciertos rasgos de la dinámica que, por desgracia, viene desarrollándose en la enseñanza andaluza, y por el atentado que supone contra la inteligencia de los alumnos que se esfuerzan.

Hace bastante tiempo me sorprendía ver en las películas estadounidenses -que como sabemos, son todo un reflejo fiel de la sociedad americana-, alumnos que se graduaban en sus universidades y resultaban ser auténticos analfabetos; su gran aporte estudiantil al currículum universitario era haber jugado en el equipo de fútbol o de baloncesto. Semejante situación me parecía completamente absurda, pero con el paso de los años, la realidad me ha demostrado que lo que reflejaban estas películas era del todo cierto. Ahora, cumpliéndose la ecuación de que lo que suceda en USA, treinta años más tarde lo copiamos aquí, la Universidad Hispalense, para sonrojo de la ciudad, hace válido aquello de que la realidad supera la ficción.

¿Quienes son los que tienen sospechosos intereses en deteriorar la enseñanza pública? ¿Quienes, los que quieren convertir a nuestros hijos en analfabetos funcionales? ¿No será que temen que los hijos de los trabajadores salgan igual de preparados que los suyos y puedan hacerles la competencia en el mercado laboral? Porque esta es otra; los hijos de los responsables del deterioro de la enseñanza pública en España, van a los mejores centros privados del país, cuando no, a colegios y universidades del extranjero.

Con medidas como la que acaban de aprobar, harán que nuestros hijos, además de analfabetos crónicos, tengan encefalograma plano, por falta de riego cerebral, ya que, al menos, antes tenían que trabajar de lo lindo para buscar maneras factibles de copiar -y conste que había verdaderos genios-, pero si ahora les dejan hacerlo por la cara, ¡qué será de nuestros hijos!, la poca inteligencia que desarrollaban, con las facilidades que les ofrecen , desaparecerá. La medida, si no fuese por la gravedad que tiene, sería para hartarse de reír. ¿Qué valores quieren transmitirles a los estudiantes que sus padres no puedan pagar una enseñanza privada? ¿ Tal vez la del poco, o ningún esfuerzo; la del quédate quieto que ya te diré yo lo que debes hacer; o la de no te canses de pensar que para eso estamos nosotros? ¿Es eso lo que pretenden estos "deseducadores" privilegiados?

La enseñanza pública en España lleva más de treinta años deteriorándose. Cada gobierno lo ha ido haciendo peor -a pesar de que han pasado tres formaciones políticas distintas-, pero por los resultados que, a fecha de hoy tenemos, en lo único que todos ellos han coincidido ha sido en empeorar la enseñanza pública, no sé si en un intento mágico para volvernos culturalmente al siglo pasado, o en un acto reflejo de defensa laboral.

España debe, de una vez por toda, tomarse en serio la enseñanza pública. Basta ya de facilidades-trampa. Ayudas sí, pero económicas, para que ningún niño deje de estudiar por falta de recursos. Menos portátiles y más personal docente que cubra las bajas de sus compañeros (no se puede consentir que haya asignaturas que estén dos meses sin cubrirse). Convirtamos la escuela pública en un centro donde adquirir conocimientos y no en aparcamientos para niños. Usemos la inteligencia. Invirtamos en educación para nuestros hijos, el futuro del país nos lo agradecerá.

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