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lunes, 15 de noviembre de 2010

Las artífices del comedor social de "El Pozo del Tío Raimundo"


A estos niveles de desarraigo social, de naufragios ideológicos, de desclasamientos morales, de inútiles carreras por llegar a la ciénaga corrompida del consumismo agresivo, digo que, a pesar de los pesares, todavía descubres que siguen quedando personas solidarias que contradicen los prejuicios que albergábamos, gentes que dedican veintiocho horas al día en hacer efectivo aquel principio revolucionario de entregarse, en cuerpo y alma, por cambiar los desajustes sociales de la sociedad capitalista y mientras esto ocurre, paliar los efectos que la implantación de esta economía agresiva produce sobre determinadas capas de la población, algunas de las cuales llegan a extremos tales que no les queda nada que llevarse a la boca, seres, en definitiva, que hacen que sigamos creyendo en ese utópico proyecto que representa el hombre soberano, dándonos una fuerte inyección de ilusión a los que vivimos en la desesperanza.
En esta lucha cotidiana se encuentran un puñado de mujeres del barrio madrileño de “El Pozo del Tío Raimundo” -un barrio que abandonó sus chabolas pero que, por su composición obrera, está recibiendo el azote terrible de esta crisis generada por bancos y especuladores-, continuadoras del espíritu combativo y dinámico del Padre Llanos; estas luchadoras mantienen abierto un comedor social para que -¡al menos, una vez al día!- no les falte una comida caliente a los que han caído en el drama del paro.
Los testimonios de los que pasan por ese comedor son conmovedores: personas que sólo viven con 120 euros; otra, con 400 euros, viuda, enferma de cáncer, viviendo con una hija, también operada de cáncer de útero y un hijo esquizofrénico; una pareja que no tienen nada para comer y a la que están tratando de buscarles alguna ayuda económica para que puedan tener en casa agua y electricidad, etc.

Lo que sorprende de estas abnegadas mujeres es la sencillez y naturalidad con la que hacen su trabajo; no se consideran heroínas, suelen responder -cuando se les pregunta- “que no hacen nada del otro mundo, que ellas lo único que hacen es cocinar y servir las comidas y que los verdaderos artífices de este milagro, son los ciudadanos anónimos que hacen posible con sus donaciones que no falte hasta el día de hoy los productos necesarios para poner estos guisos”.
Es este dinamismo y esta sana modestia lo que las define como personas heroicas y valerosas, cercanas a la santidad humana si este don que se ha apropiado la iglesia fuera posible en gente de un barrio humilde y entre tanta población maltratada, pero si en verdad existen los héroes y los santos no me cabe la menor duda que se encuentra entre este grupo de mujeres madrileñas que, con su sencillez y natural desprendimiento, han hecho que esta mañana haya respirado, un poco aliviado, al comprobar que el hombre no está, definitivamente, acabado: ellas han puesto un punto y seguido en mi percepción pesimista de la sociedad y la deshumanización del ser humano.


4 comentarios:

  1. Ni tanto se crean q. Alludan estas señoras por q primero llenan sus despensas y lo q no kieren es lo q le dan a los demad.es muy triste pero es la realidad .yo madre soltera y con dos menores a mi cargo han jugado con el pan de mis hijas y eso no se lo perdono eso no se have

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    1. No tengo los suficientes datos para juzgar el caso, pero creo que desde un anónimo no se pueden lanzar tales acusaciones.
      Un saludo.

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  2. Es cierto lo que dice esa chica anónima toda la comida que se les dona la Señora Esperanza encargada del comedor hace con los alimentos de todo menos ayudar a las personas que acuden por necesidad, en primer lugar llenarse su despensa, en segundo la de las voluntarias, que diariamente los vecinos del barrio la vemos llevar tres carros de comida a sus casas, y por último, les llena el carro a sus amigas que acuden diariamente al comedor, mientras que el resto de la gente se queda con la miel el los labios, esto es un echo que todo el mundo sabe pero nadie se atreve a decir por miedo a quedarse sin el plato de comida que se digna a dar, porque mejor unas migajas que nada, desde aquí hago un llamamiento a la persona encargada del comedor y le aconsejo que cambie a la gente que tiene de voluntarias porque son unas aprovechadas, seguro que hay muchas personas que llevarían su comedor de corazón y no por beneficio propio y por último decir que si no me creen investiguen, vigilen sin que los vean ya verán como se dan cuenta en seguida, se acercan las navidades y ya verán de todo lo que reciben que es muchísimo gracias a la gran ayuda que se les da, cuanto llega a las familias y cuanto a sus casas.

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    1. Y conociendo lo que dicen, ¿por qué no lo denuncian al responsable del comerdor o a cualquier organismo competente?
      Lo que denuncian es muy grave y si estas personas se están aprovechando de la solidaridad de las buenas personas, es necesario acabar con ello, eso sí, dirigiendo las denuncias al lugar indicado y no quedarse en unas meras acusaciones.
      Desde aquí bien poco se puede hacer a no ser crear confusión y levantar unas sospechas generalizadas contra el resto de comedores asistenciales.

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