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domingo, 5 de diciembre de 2010

Descubrir la belleza






La belleza puede estar frente a tus narices, a la espera de que te atrevas a mirarla y sepas reconocerla. Está presente en todas partes, te la puedes encontrar a la vuelta de la esquina, impaciente porque la descubras sin necesidad de grandes argumentos ni distancias kilométricas.
Para el sintetizador de ocasiones, para el práctico y resolutivo generador de encuentros visuales, la belleza es un hecho incuestionable, momentánea, inaplazable, definitiva, que salta sobre la persona allá por donde esta camina. Sólo es necesario notar su presencia y saber asumirla.
La belleza, como la sed, es silenciosa, rotunda y afectiva, pero, al contrario de ésta, ni es pesada, ni molesta, siempre pasea a tu lado esperando la mejor ocasión para mostrarse ante ti, candorosa y explosiva.








(Imágenes tomadas durante el paseo realizado por el cercano parque de casa, una tarde de hermoso invierno)





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