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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Frida Khalo: El reflejo del dolor en la pintura






Su nombre completo era Magdalena Carmen Frida Khalo Calderón, hija de Guillermo Khalo y Matilde Calderón. Nació en Coyacán, México, el 6 de julio de 1907, y murió en la misma localidad el 13 de julio de 1954.

La vida de Frida Khalo estuvo marcada siempre por el sufrimiento físico. A la corta edad de seis años contrajo una poliomielitis que le dejó la secuela de una pierna más delgada que la otra.
Pero lo que la marcaría definitivamente fue el accidente que sufrió, el 17 de septiembre de 1925, cuando un tranvía se empotra contra el autobús donde viajaba, que le dejó lesiones permanentes en la columna vertebral, cuello, costillas, pelvis, y la perforación del vientre.
La medicina de entonces no hizo otra cosa más que torturarla con múltiples operaciones quirúrgicas (32) que no obtuvieron ningún resultado positivo, además de someterla a la incomodidad de distintos tipos de corsés y diversos artilugios para el estiramiento del cuerpo.
A los padecimientos físicos de Frida se les unieron los psicológicos -a pesar de ser una mujer llena de energía y vitalidad-, debido a la obseción que mantenía por ser madre --que nunca pudo ver realizada, ya que sufrió un frustrante aborto-, y a su apasionada y obsesiva relación con Diego Rivera.
En 1922 entra a estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria de ciudad de México, la institución de enseñanza más prestigiosa del país, convirtiéndose en una de sus primeras alumnas admitidas, ya que hasta entonces había estado prohibido el acceso de chicas.

Fue en esta escuela donde conoció al que más tarde sería su marido, el pintor muralista mexicano Diego Rivera.

En 1925 aprendió la técnica del grabado con Fernando Fernández Domínguez, y no comienza a pintar hasta el año 1926, obligada por el aburrimiento que le producía su convalecencia física.
El 21 de agosto de 1929 contrae matrimonio con Diego, el cual ejerció una gran influencia sobre su persona y su pintura, a las que añade color en zonas amplias y sencillas consiguiendo con ello una intencionada ingenuidad, además de la inclusión de temas populares y folklóricos de su país. Rivera fue también uno de las personas que más amaron y admiraron la pintura que ésta realizaba.
Las relaciones de la pareja fueron un tanto extrañas y tormentosas, tanto es así que Diego llegó a tener escarceos amorosos, incluso, con una de sus hermanas, y Frida tuvo un romance con uno de los artífices de la revolución bolchevique, León Trotsky, quien en su huída de Rusia se refugió en casa de estos


En 1953 la salud de Frida se deteriora considerablemente, y en ese año tienen que amputarle una pierna engangrenada a la altura de la rodilla, hecho que la deprime y que la empuja a intentar suicidarse en un par de ocasiones. Ya no pinta, sólo garabatea dibujos (¡y de qué gran belleza esta última etapa!) y escribe algunos poemas, la mayoría relacionados con el dolor físico y sentimental, y el remordimiento, en los que no faltan el recuerdo y la pasión por su gran amor en la vida: Diego Rivera.

Muere el 13 de julio de 1954. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas reposan entre las paredes de la Casa Azul de Coyacán.


A la hora de analizar el trabajo de Frida Khalo, sería imposible separar la vida personal de ésta y la de su obra pictórica. Ella se encarga de recordárnoslo constantemente en una serie de autorretratos donde se refleja el dolor y el desencanto que le produce el lamentable estado al que la recluyó el aciago accidente, y cómo, la pintura, además de servirle de entretenimiento, le fue útil para liberar la carga negativa que el fatídico suceso le produjo.


El resultado de su obra no puede ser más positivo. Desde sus autorretratos -en los que rodea su rostro de adornos y símbolos- Frida nos mira fíja, interrogante, reflexiva y espectante, cargada con esa belleza indígena y personal que la caracterizaba y que gustaba exibir. Con sus pinceles logra crear un mundo subrreal y figurativo que atrapa y envuelve a quien osa contemplarlo, atropellando los sentimientos ajenos de cuantos son absorbidos por el torbellino inmisericorde de su mirada acusadora.


Su pintura, en fin, es un grito contra el sufrimiento cruel y, a la vez, una reivindicación de lo autóctono y de la vida.





1 comentario:

  1. Manuel,de nuevo la fija de su blog.

    Decirle que me gustado bastante su post,y la composición de su video y el tema que a elejido de Chavela Vargas,como de anillo al dedo,una canción desgarradora para una vida triste como la de Frida,un saludo buen amigo.

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