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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Solidaridad con la Enseñanza Pública



En estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir, nada, que merezca la pena, va a quedarse al margen de la especulación y el intento de desprestigio. Así, el comunismo, la solidaridad, la utopía, la igualdad, la búsqueda de valores, han pasado de ser, una meta legítima y apetecible en el siglo pasado, a convertirse en una antigualla romántica que el tiempo ha desfasado. Pero lo que en verdad les afecta no es el paso del tiempo, ni la desaparición de los desequilibrios que los hacía viables, lo que les daña no es más que la monotonía falsa de las repeticiones, porque, hasta una mentira, después de publicarla multitud de veces, adquiere tintes de verosimilitud y consiguen que una auténtica verdad, quede relegada, por innecesaria, cuando no, por inservible.
En esta cascada de barbaridades -en la que nos tienen emboscados las fuerzas antisociales de todo el mundo, con la estrecha colaboración interesada de los partidos de la Internacional Socialista-, uno ya no sabe por dónde tirar sin recibir un estacazo. Nos hicieron creer que el comunismo, por viejo -a pesar de que es más reciente que el capitalismo-, no tiene razón de ser. Había que ser moderno, ultraliberal, socialdemócrata, o tal vez, sólo “progre”, tratando de ocultar, que se mantienen aún en el mundo las mismas injusticias y razones que cuando éste apareció, para acabar con tantas desigualdades.

Con la caída del muro de Berlín, no fueron sólo piedras las que desaparecieron: con él, otras muchas cosas cayeron. La última década del siglo XX y principios del XXI se ha caracterizado, por la eliminación de un estado del bienestar que, para su consecución –sobre todo, en Europa-, tanto esfuerzo y sangre necesitó. Como una sombra implacable, en pocos años, esta fuerza destructiva ha desmantelado lo que tanto costó crear. Volvemos a la Edad Media, sólo es cuestión de tiempo. Pronto, los inmigrantes sobrarán porque habrá ciudadanos del mismo país que realizarán sus trabajos por una cantidad inferior, resultado final de habérselos adjudicados en una esperpéntica subasta laboral, en la que el trabajador que más bajo puje, será el que se lo quede.
Lo público estará perseguido: no hay algo que más le aterre al capital que el servicio social y generalizado para todos los ciudadanos. Así, la sanidad pública será desmantelada y transferida a la privada, porque es allí donde ellos tienen invertidos sus euros. Igual está sucediendo con el transporte, las empresas públicas, el funcionariado, pero lo peor es que ahora le ha llegado el turno del descrédito y los recortes a la escuela pública, intentando de esa manera que ésta no le haga competencia a la de los curas, cortándoles las alas a los hijos de los trabajadores, para que éstos no desarrollen el entendimiento y no se codeen, en la universidad, con los de la clase privilegiada.

Así, esta semana, ha comenzado la campaña de acoso y derribo contra los profesores de ésta enseñanza, artífices y responsables del adelanto educacional de las capas populares, a pesar de todos los obstáculos que les han puesto en su camino, no sólo las distintas administraciones, sino también, la incomprensión y escasa colaboración de un pequeño sector de padres. Al profesor se le ha perdido el respeto, se le ha quitado la autoridad –en un estúpido juego de progresismo descolocado-, se le paga mal y, para colmo, le han colgado el sambenito de que no trabaja. La señora Aguirre -y otras Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, acogiéndose a la la falsedad que ellos se han encargado de difundir-, ha tomado la iniciativa de aumentarles dos horas lectivas más a la semana, tratando de justificar lo que no tiene justificación: el despido, o lo que es lo mismo, la no contratación en la Comunidad de Madrid de más de 3.300 interinos – serán aproximadamente unos 13.000 en todo el país-, y la sobre carga de trabajo a los que tienen la plaza fija. Imponerles dos horas más supone, no sólo dejar a un buen puñado de profesores en el paro, sino que además aumenta el trabajo extra que por norma realizan fuera del horario reglamentario: son sesenta niños más a los que hay que dar clases, preparar el contenido de las mismas, atender a los alumnos individualmente, recibir a los padres, confeccionar los exámenes, corregirlos, etc., con lo cual, las dos dichosas horas que la presidenta y su consejera repiten, se van a bastante más, además -y esto hay que repetirlo hasta el cansancio-, fuera del horario establecido.

Quiero romper una lanza a favor del profesorado español -porque se lo merece y lo necesita-, que trabaja mal pagado –la policía nacional y municipal, bomberos, sin ninguna titulación universitaria, cobran un sueldo más alto que ellos-, sin medios, desprotegidos y desmotivados, y para que no se oigan sólo los datos parciales y manipulados que dan los interesados en acabar con este tipo de enseñanza, a continuación doy a conocer los reales y verdaderos, y el que no lo crea, puede acudir a la Consejería de Educación, o cualquier otra Delegación de su ciudad y comprobarlo. Estos son.

Horas a la semana:

Lectivas................................................18
De guardia.............................................3

Tutoría...................................................1
Atención individualizada al alumno.......1
Atención a los padres.............................1
Reunión tutorías....................................1

Esto suma un total de 25 horas a la semana, a las que hay que añadir la media hora del recreo que, aunque no cuentan como trabajadas, es obligatorio estar allí, lo que da 2.5 horas más, a las que hay que sumar las horas que se le dedican al Claustro, la Reunión del Equipo Educacional (ésta mensual), las dedicadas a la preparación de las clases, también las dedicadas a confeccionar los exámenes que han de realizar los alumnos, así como las correspondientes al repaso y evaluación de éstos últimos, que, por si se desconoce, diré que se hace fuera del horario escolar. ¿Alguien sabe de alguna profesión que se lleve tanto trabajo a casa?
Me parece que es de justicia que se conozca cuánto y cómo trabaja el profesor de la enseñanza pública, puesto que la mayoría de la población ignora en qué ocupa el tiempo cuando no está dando clases. Y es que, como la mayoría de las profesiones delicadas –y no olvidemos que esta es una de ella-, necesita dedicación, atención y tiempo, cosa que ahora le quieren quitar para que este tipo de enseñaza no ponga en peligro la privada. Cuidado con las mentiras, porque, al igual que las que han dicho contra el comunismo, podemos terminar creyéndolas y llegar a pensar que, comunismo y consumismo, son la misma cosa, por eso del sonido vocal, igual que sucede con lo público y lo privado, que de tanta reiteración podemos creer que dan el mismo resultado.

Mi gratitud a la Enseñanza Pública y a sus trabajadores , sin su labor en mi formación, y sobre todo, en el espíritu exigente y reflexivo que me infundieron, no habría tenido capacidad suficiente para contradecir a los especuladores de las ideas, a los enemigos de las palabras, a los privilegiados de siempre que ven la oportunidad comercial hasta en lo más sagrado. ¡Ellos sí que están desfasados y caducos! ¡Ellos si que están necesitados de que se les derribe!

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