Breve carta a un ciudadano catalán

Probablemente no lo sabrás, pero te lo cuento yo, ciudadano catalán, para que tú lo sepas y, a la vez, corras la voz entre los tuyos. Cada vez que os referís al resto de los inquilinos de esta mal hecha casa de vecinos, y nos calificáis de castellanos, te lo digo sinceramente, cometéis un acto de injusticia que los demás pueblos que componen el rompecabezas llamado España, no se merecen. 
El andaluz es andaluz, el gallego, gallego, el valenciano, valenciano, el leonés, leonés, el asturiano, asturiano, etc., igual que vosotros sois catalanes y no polacos.

Si exigís justicia y reconocimiento para vosotros –algo en lo que yo os apoyo-, concederles la misma gracia a los demás pueblos que han padecido el colonialismo castellano, tanto o más que vosotros. 
La razón y el derecho que os ampara para exigir vuestra identidad y la soberanía de vuestro pueblo, jamás debe de estar reñido con los derechos y la razón que ampara al resto de los demás pueblos. 

En resumidas cuentas, ciudadano catalán: que en el estado no sólo viven catalanes y castellanos, que quiero que sepas que, además de vosotros dos, en España hay un bello arco iris de identidades, y que me da dos patadas en los cojones cuando oigo a cualquier ciudadano del “país catalán” llamarme castellano, máxime cuando, en nuestro caso, se da la circunstancia de que nosotros ya estábamos en esta deteriorada piel de toro, mucho antes de que vosotros (catalanes y castellanos) fuéseis embrión de algo.

Libertad para Cataluña, sí, Independencia, también, cuando el pueblo catalán lo quiera y lo acepte la mayoría de los habitantes de esa tierra (nada de referendum a nivel del estado, eso es una milonga, lo que cuenta es lo que decidáis vosotros), pero tratarnos con un poco de respeto a los demás... Nosotros, aunque no lo creáis, también somos pueblo, y con muchos más años e historia que el resto de las comunidades de este país.

Sólo quería que supieras esto, ciudadano catalán, para que lo difundas entre los tuyos y corrijáis el entuerto, si no, no habrá manera de entendernos -y lo que es peor-, comprendernos y aceptarnos.

Un saludo.