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domingo, 21 de octubre de 2012

Elisa Serna: "Esta gente qué querrá"







Elisa Serna inició su trayectoria artística en el mismo colectivo musical que Hilario Camacho, el denominado “Canción del Pueblo”. Elisa, como su colega Hilario, supuso un aire nuevo en el denostado mundo de la “canción protesta”, ya que además del fuerte y desgarrador mensaje que impregnaba a sus canciones unía la belleza y los registros de su magnífica voz. Al escuchar a Elisa se aspiraban influencias tan distintas, y a la vez cercanas, como la India, Grecia, el Magreb y la Baja Andalucía.
Pero no tuvo excesiva suerte en el mundo de la música. Como Hilario, Imanol, Pablo Guerrero, Luis Pastor, etc., su recorrido fue breve y, con el tiempo, minoritario y apartada de los grandes circuitos músicales y el difícil acceso a las compañías discográficas. Aún la recuerdo la primera vez que la vi y escuché en un concierto –allá por el 1975- en la Facultad de Medicina de Sevilla, con la guitarra en las manos, pantalón vaquero de pitillo y camisa de cuadros desabotonada... ¡toda una aparición para sus enamorados platónicos! De pronto, allí estaba nuestra musa en carne y hueso.
Su primer disco, “Quejío”  fue producido por Paco Ibáñez, y no se llegó a publicar en España hasta dos años más tarde; la dictadura franquista hacía lo indecible para enmudecer sus bocas y ensordecer nuestros oidos, pero ya por aquel entonces funcionaba el “contrabando cultural” con Francia, tanto de discos como de libros, y muy a pesar de ellos, la voz de Elisa Serna se oía insistentemente en muchas casas y en bastantes disco-forum. Como ocurrió con otros cantautores de la época, fue detenida “por subversiva” en varias ocasiones  y sus conciertos estuvieron prohibidos por las autoridades gubernamentales durante algunos años.
La canción, letra de Lluis Serrahima y música de María del Mar Bonet, “Esta gente qué querrá”, narra una de las muchas historias negras que el franquismo nos obsequió: la muerte de Enrique Ruano, un joven estudiante madrileño a manos de la policía política del ya caduco régimen, y el posterior lanzamiento del cadáver por la ventana, para intentar ocultar el crimen, fingiendo un suicidio que nadie creyó.
Elisa, a sus sesenta y nueve años,  sigue siendo una mujer comprometida, escribe, canta y pelea junto a los nuevos movimientos sociales que aparecen en la vida  española, y no pierde la esperanza de que algún día "lleguen los nuestros". 


 



Esta gente qué querrá

Llamaron de madrugada.
Toda la casa está en calma.
La madre les sale a abrir
arrebujada en la bata.
¿Esta gente qué querrá
que llaman de madrugada?

Preguntaron por el hijo.
El hijo duerme en la cama
y al oir las fuertes voces
de golpe se despertaba.
¿Esta gente qué querrá
que llaman de madrugada?

Lleva días sin hablar,
por las noches se inquietaba
esperando con temor
que una mañana llamaran.
¿Esta gente qué querrá
que llaman de madrugada?

La madre nunca ha sabido
por lo que el hijo luchaba
y que en la Universidad
su compromiso afirmaba.
¿Esta gente qué querrá
que llaman de madrugada?

No sabe cómo escapar,
el miedo le torturaba,
después de abrirse la puerta
él caerá por la ventana.
¿Esta gente qué querrá
que llaman de madrugada?

Hay momentos de tensión
nadie dice una palabra,
la madre que entra después
grita y llora desgarrada.
¿Esta gente qué querrá
que llaman de madrugada?

Llamaron de madrugada.
La ley una hora señala.
Muerto el estudiante está.
Fue un golpe al filo del alba.
¿Esta gente qué querrá
que llaman de madrugada?






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