Visita a las Bodegas Barbadillo de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)

 Patio recibidor de "Bodegas Barbadillo"

Las Bodegas Barbadillo, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), cuentan con el mayor número de metros cuadrados destinados a la crianza de la Manzanilla, Amontillados, Olorosos y Palo Cortados,etc. en la ciudad.  Esto fue en un principio lo que nos atrajo a la visita que realizamos este mes de agosto, pero el resultado no ha podido ser más decepcionante. Los calificativos que deben definirla son: excesivamente básica, superficial, poco didáctica, y, sobre todo, terriblemente precipitada, incluida la degustación de sus caldos. 

 Entrada a las bodegas

He de reconocer la limitación de estos eventos, por lo general, creados para consumo turístico, pero podrían haberse esmerado algo más en su planificación , sobre todo, en el recorrido de la  misma, ya que quedan fuera de ella determinados lugares y bodegas que son de suma importancia.

Estas son algunas de las "joyas de la corona" que no se visitan, sobre todo ésta, la Bodega "Dos Hermanas", de tipo Múdejar, en la que sus botas están bien guardadas bajo llave. Son 87 botas de "oro líquido".

 

En el mismo pasillo y casi en frente de la primera está esta Bodega "Sevilla", mucho mayor, pero también importante.

En otro espacio apartado del anterior se encuentra esta otra pequeña Bodega "San Miguel", también para el envejecimiento de vinos.

El recorrido comienza con una breve explicación del proceso de elaboración de la Manzanilla y demás caldos, haciendo hincapié en la importancia que tiene el clima de Sanlúcar en la obtención de la primera, ya que sin él, el resultado final sería –como en Jerez de la Frontera- un vino seco: el fino.

 Corredor donde están ubicadas varias de las bodegas más importantes.

La manzanilla se obtiene a partir de mostos de uva palomino –la misma que se emplea en todo el marco de Jerez- y una crianza biológica bajo velo de flor en superficie que preserva a ésta de la oxidación del aire, algo que se consigue gracias a la climatología de esta ciudad: ni calurosa en verano, ni demasiado fría en invierno, lo que hace posible que este permanezca “vivo” todo el año.

 Esta es una de las muchas galerías que hay en esta inmensa bodega "La Catedral", donde la altura de su techo a dos aguas alcanza los 17 metros, y en la que se lleva a cabo el proceso de convertit el mosto en deliciosa Manzanilla.

Al final de la visita degustamos los siguientes vinos:

• 1º.- “Solear”: Manzanilla. Uva Palomino. Amarillo pajizo con destellos verdosos. En boca es bastante fresca,  con sabores salinos y frutos secos. Una gran manzanilla. 

• 2º.- “Castillo de San Diego”: Blanco joven. Uva Palomino. Color pajizo, con aroma floral y a frutas blancas, y un sabor salino y mineral que deja un amargor agradable. 

• 3º.- “Maestrante”: Blanco semi dulce. Uva Palomino. Color amarillo pálido brillante. Franco y limpio con gusto ligeramente dulce que nos recuerda el fruto con el que está elaborado. Paladar suave. 

• 4º.- “Eva Cream”: Oloroso dulce de 19º y 18 años de envejecimiento en botas de roble americano. Uvas Palomino y Pedro Ximenez.  Color caoba con reflejos yodados, con un aroma potente a frutos secos y frutas rojas da en boca un sabor dulce, cálido, con un sabor final persistente que lo hace delicioso.

Éstos eran los vinos que entraban en la degustación programada. En un aparte, que sólo pudimos disfrutar unos pocos, tuvimos el placer de probar también: 

• “Gibalbín”: Tinto joven con 14º, con la mezcla de uvas Tempranillo, Carbernet, Syrah, Merlot y Tintilla de Rota (autóctona de Cádiz), se consigue este tinto andaluz vivo con intenso color rojo. Aroma a frutas maduras y rojas, suave en boca y muy afrutado. Necesita tiempo y cuidados.

• “Cuco”: Un oloroso seco con 19.5º y 18 años de envejecimiento en botas de roble americano. Color Caoba claro. Aroma a solera, frutos secos (avellana y almendra amarga) y fondo de pastelería. Potente, con notas de dulcedumbre y matices de solera bien conjuntados. Todo un lujo.

El momento de la degustación

Como resumen de la degustación, destacar la calidad de los vinos "Solear", "Eva Cream", y "Cuco", así como el Joven "Gibalbín", que no tiene nada que envidiar a otros tintos de fuera. No puedo decir lo mismo del "Maestrante" y "Castillo de San Diego";  sigue sorprendiéndome que este último sea el blanco más consumido en el país. En algo habrá contribuido la publicidad.