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jueves, 12 de mayo de 2016

Pacto electoral para el 26-J de IU y Podemos









La fuerza de la necesidad ha sido la protagonista de esta “juntiña”: Podemos porque constataban que la segunda vuelta del partido no iba a salir tan exitosa como la anterior, e Izquierda Unida porque les incapacitan para actuar por sí mismos, la fuerte deuda que padecen y el temor a que otro mal resultado electoral deje a más de uno de sus políticos en el banquillo de la suplencia. De otra manera aquí no habría habido coalición, o mejor dicho, el arrogante Pablo Iglesias seguiría haciendo blanco de sus cachufletas al partido del que salió, y donde aprendió las cuatro ideas de política que posee.
Pero lo malo de las gaseosas es lo poco que les dura el gas una vez que están abiertas. Porque hay que reconocer que Podemos (igual que Ciudadanos) es lo más parecido a una bebida carbónica: muchas burbujitas al principio pero escasez de estas al rato. Sus grandes contradicciones (al principio decían querer dar un vuelco de 180º, ni eran de derechas ni de izquierdas, su referencia europea era el griego Tsipras, etc.), la mala gestión de los resultados obtenidos en diciembre para la formación de gobierno, la  procedencia del voto recibido (voto del cabreo, del ajuste de cuentas, de la desesperación), la “sosez” de sus dirigentes, los escándalos que afectan a más de uno de ellos, las maneras de funcionar una vez que se han instalados en las instituciones, y, sobre todo, la altanería de su máximo dirigente, han hecho que este globo morado se haya desinflando.
¿Y cómo solucionarlo? Pues bien fácil: echando mano de la desesperada Izquierda Unida, que ve pasar los años y no consigue hacer cuajar su proyecto político. La ficción atrae a más de uno y en las filas de Podemos se han puesto a sumar y han llegado a la conclusión de que 2+2 suman 4, pero claro, eso es siempre que a ellos les vuelvan a votar los cinco millones que lo hicieron en diciembre de 2015, y los novecientos mil a IU, porque ahí esta mi duda: ¿no ocurrirá que aparezca el voto del miedo (como sucedió cuando Joaquín Almunia y Paco Frutos hicieron aquel paripé de coalición) y vuelva a dar la mayoría al PP?
También puede ocurrir que personas que votaron a Podemos no estén conformes con esta coalición y cambien el sentido de su voto,  así mismo puede pasar en IU, donde hay muchos afiliados y simpatizantes que no aceptan la desaparición del partido, y que además están seriamente afectadas por el trato recibido en las pasadas elecciones desde las filas del grupo morado.
Pero aun aceptando que puedan conseguir los seis millones de votos estimados, esto no quiere decir que logren desbancar al PSOE en número de parlamentarios, ya que la injusticia del sistema electoral beneficia a los partidos que se presentan en circunscripciones pequeñas, algo que hasta ahora siempre ha favorecido al bipartidismo, así que si produce esta previsión, nos podemos encontrar con la paradoja de que la coalición IU-Podemos superen los seis millones de votos –ante los cinco del PSOE-, y consigan menos diputados que los socialistas. ¿Será por este motivo por lo que a ninguno de los dos (PP-PSOE) les interesa cambiar la ley electoral? 

Yo creo que esta vez se equivoca Alberto Garzón y su referente en Córdoba, Julio Anguita. Pienso que este puede ser el estacazo final para IU. Podemos es un grupo oportunista, especialista en el birlibirloque, y como tal no se detendrá ante nada,  anda necesitado de apoyo para la nueva convocatoria electoral y nada más a mano que IU, que tiene al personal ansioso por tocar el poder, así que la situación es perfecta para que se produzca la disolución total en esta masa morada y acuosa que Podemos representa... Y luego, cuando el efecto gaseoso pase, es decir, el cabreo temporal del personal desaparezca y comiencen a ganar mil euros al mes, el invento creado por Pablo Iglesias y Alberto Garzón volverá a lograr el 8/9% de votos que siempre ha recibido - porque hay que reconocer que gentes de izquierdas (de verdad) en España no supera esa cifra, por desgracia-, entonces comenzará de nuevo la tormenta, sus miembros buscarán acomodo en el bipartidismo, y aquí se habrá perdido otros pocos de años que se podrían haber empleado en la consecución de un proyecto político, aunque minoritario, que fuese creíble, honrado y serio.
No descubro nada si declaro que esta unión no es de mi agrado, además, reitero, que es un matrimonio de conveniencia que sólo servirá para darle de nuevo el poder al peor enemigo de los trabajadores, al PSOE, así que el próximo 26-J que no cuenten conmigo, mi menda volverá a abstenerse.




  



  









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